viernes, 5 de diciembre de 2014

Entrada última: Yrel


Yrel (aliada)

Luz de esperanza

«Siempre que tengo miedo, recuerdo que la Luz me acompaña y que, juntas, somos fuertes».


Yrel tiene por cometido asegurar la supervivencia de su pueblo, intentando encontrar un equilibrio entre ira y esperanza en su momento más aciago.
Nacida en Draenor, santuario de los draenei exiliados, Yrel se entregó a su fe. Creció en el Templo de Karabor, el centro de la Luz Sagrada para su pueblo, donde sirvió como acólita. Dedicada por completo a sus creencias y estudios, demostró tener mimbres para la sanación. El profeta Velen se percató de su talento, la convirtió en su alumna y comenzó a enseñarle el valor del liderazgo y el sacrificio. Pero Yrel escondía un oscuro secreto en su interior. Velen lo intuyó y vaticinó que, para bien o para mal, a Yrel la aguardaba un papel más importante en la historia. Aun así esta, tras sopesar las distintas posibilidades, prefirió permanecer en el interior del templo para cuidar discretamente de los que la rodeaban. Pero la calma no duró mucho tiempo.
Su tranquila vida se hizo añicos cuando los clanes salvajes de orcos se unieron en una fuerza poderosa llamada la Horda de Hierro, cuyo propósito era conquistar Draenor. Yrel fue capturada y se vio atrapada en una guerra. Ahora está a punto de alcanzar la grandeza. Sea cual sea el sino de Yrel, en él no entra seguir siendo una humilde acólita del Templo de Karabor. Draenor está en peligro, y el destino le depara a ella algo más: ser la protectora de su pueblo frente al olvido.












Entrada número nueve: Profeta Velen


Velen (aliado)

El Eterno
«La Luz es vida; de ella todos provenimos, y a ella todos regresaremos».

También conocido como el Eterno, el venerable Velen ha visto cómo la Legión Ardiente destruía innumerables mundos, y es de los pocos que se acuerdan de todos ellos.
Aunque sus orígenes no se recuerdan, Velen fue una vez un líder respetado en su mundo natal, Argus. Hace miles de años, el Titán Oscuro, Sargeras, ofreció al pueblo de Velen un inmenso poder, pero él lo rechazó sabiamente. Sabía que aceptar ese poder llevaría a un sufrimiento tremendo. Sin embargo, otros con menos principios aceptaron la oferta del titán. Velen entendió que en Argus ya no estaría a salvo. Desafiando al mismísimo Titán Oscuro, Velen y sus valientes seguidores escaparon con la ayuda de los naaru, misteriosos seres de la Luz Sagrada. Los audaces viajeros se llamaron a sí mismos draenei, o "los exiliados". El ejército de demonios de Sargeras, la Legión Ardiente, dio caza a los draenei. Velen eludió a los demonios durante milenios, hasta que finalmente llevó a su pueblo hasta un mundo habitado por orcos embrutecidos. Allí encontraron cobijo tras tan largo viaje. A ese mundo lo llamaron Draenor.
Velen y su pueblo moraron en Draenor, en relativa paz y estabilidad, durante cientos de años. Sin embargo, solo era cuestión de tiempo que la Legión Ardiente los descubriera. Cuando esto ocurrió, los demonios intentaron incitar a los orcos contra los draenei, pero los orcos ya tenían una idea en mente: se unieron para formar la Horda de Hierro y así amenazar todos los asentamientos draenei de Draenor.
Ahora, el anciano Profeta se enfrenta a una amenaza más: desde que empezara a otear los cielos que cubren Draenor, ha acechado allí un oscuro poder… Velen había albergado la esperanza de no tener que enfrentarse a él, pero los orcos están preparados para liberarlo. El Eterno deberá proteger a su pueblo o todos sucumbirán a la oscuridad.












Entrada número ocho: Archimago Khadgar


Archimago 

Khadgar (aliado)

Consejo de los Seis
«Sacrificio. Para los jóvenes significa cambio, pero para los viejos supone el principio del fin. Conozco ambos significados demasiado bien».


Como mago del más alto calibre, Khadgar se ocupa de defender Azeroth de la invasión de un ejército de despiadados orcos, y está dispuesto a sacrificar lo que haga falta para conseguirlo.
El archimago Khadgar, una vez aprendiz del guardián Medivh, es un veterano erudito en la Primera y Segunda Guerra. Cuando desentrañó los planes de Medivh de abrir un portal desde Draenor y desatar una invasión de orcos demoníacos en Azeroth, Khadgar ayudó a hacer frente y derrotar a su maestro. Durante la batalla, un terrible hechizo alcanzó a Khadgar, y le hizo envejecer de forma drástica. Su cuerpo se volvió frágil, pero su mente no perdió un ápice de su agudeza. Tras obligar a los orcos a retirarse a través del Portal Oscuro, Khadgar supervisó la construcción del Castillo de Nethergarde, una fortaleza destinada a vigilar la brecha abierta entre los dos mundos.
Todo parecía tranquilo en el Portal Oscuro, hasta que Garrosh, el orco traidor, se abrió camino hacia una versión alternativa del pasado de Draenor. Allí, el legendario señor de la guerra orco Grommash Grito Infernal reunió un devastador ejército de orcos: la Horda de Hierro. Con los conocimientos de Garrosh acerca del portal original, la Horda de Hierro abrió una nueva puerta a Azeroth. Sin nadie que pudiera detenerlos, la Horda de Hierro invadió Azeroth y asoló el Castillo de Nethergarde. Los defensores solicitaron la ayuda de Khadgar, cuya sabiduría y experiencia no tenían parangón, para repeler la invasión. Y así, la guerra estalló de nuevo en el Portal Oscuro. Khadgar es uno de los magos más poderosos de Azeroth pero, a menos que la Horda y la Alianza se unan en la lucha contra la Horda de Hierro, nadie podrá evitar la destrucción de los dos mundos.













Entrada número siete: Puño Negro


Puño Negro 

(enemigo)

Señor de la guerra del clan Roca Negra
"Es mi poder lo que forja mi legado, y nada más".

Puño Negro, férreo corazón de la Horda de Hierro, gobierna a sus ejércitos con meticuloso poder.
Este jefe del clan Roca Negra, señor de la guerra de enorme musculatura y presencia dominante, desarrolló estrategias brillantes y mantuvo un orden riguroso en sus ejércitos. Siempre era capaz de cambiar el curso de la batalla. Siempre era capaz de encontrar el punto débil de su enemigo. Cuando los ogros atacaron y su clan se enfrentó a la aniquilación, consiguió vencer en el último momento gracias a una atrevida táctica orquestada junto a su segundo al mando, Orgrim. En la víspera de la batalla, el jefe se hizo con un arma famosa, el Martillo maldito, consiguiendo así restaurar la esperanza de lograr la victoria. Los elementos, fuerzas caóticas de la naturaleza que le habían permitido sobrevivir a esta experiencia, le recubrieron el puño con una piedra pesada y oscura que le inspiró su nombre: Puño Negro.
Puño Negro fue el primer jefe que se unió a la Horda de Hierro bajo el mando del legendario señor de la guerra Grommash Grito Infernal. Tras recibir unos planos detallados de manos de un misterioso profeta, Puño Negro guió al clan Roca Negra para industrializar la contienda a una escala colosal. Noche y día, las forjas de su fortaleza producían en masa herramientas de destrucción, máquinas con las que aplastar todo Draenor bajo sus pesadas ruedas y botas acorazadas. Puño Negro, un genio estratega al que no hay que subestimar, lidera batallones acorazados de orcos, ogros y gronn con una determinación aterradora.


Entrada número seis: Ner'Zhul


Ner'zhul (enemigo)

Señor de la guerra del clan Sombraluna

«Nuestro destino está escrito en las estrellas, y las estrellas están a mi alcance».

Ner’zhul, jefe del clan Sombraluna, es un anciano e influyente chamán. Con una inteligencia y astucia superior a la de sus colegas, es capaz de tejer conspiraciones sin igual.
Durante años, las estrellas de Draenor fueron la fuente de sabiduría del clan Sombraluna. Orcos de todos los rincones del mundo acudían al clan en busca de profecías, y el jefe de los Sombraluna, el chamán Ner’zhul, era famoso por encontrar respuestas al comunicarse con los espíritus. Cuando Grommash Grito Infernal, legendario señor de la guerra, convirtió a la mayoría de los orcos en la increíble fuerza destructiva que sería la Horda de Hierro, el clan Sombraluna se enfrentó a una elección abrumadora: unirse o morir. Ner’zhul optó por la supervivencia, jurando así lealtad a la Horda de Hierro.
Sin embargo, el misticismo y las predicciones de los orcos Sombraluna eran de poco o ningún valor para el belicoso Grommash. Para evitar que el clan fuera erradicado por la Horda de Hierro, Ner’zhul intentó encontrar desesperadamente una oscura revelación fuera del alcance de Grito Infernal. Dio la espalda a las tradiciones del clan y recurrió a las artes oscuras, prohibidas desde tiempos ancestrales. Los cielos del Valle Sombraluna le revelaron la existencia de una antigua fuente de magia del vacío que esperaba ser desatada. Ahora, con los cielos como objetivo, Ner’zhul pretende controlar el poder de las estrellas. De tener éxito, ni la Hora de Hierro, ni la fuerza combinada de los héroes de Azeroth, será capaz de detenerlo. 


Entrada número cinco: Vindicador Maraad

Vindicador Maraad

 (aliado)

Martillo de la Luz


El vindicador Maraad es una leyenda entre su gente: respetado por sus hazañas en combate y su fulminante aplicación de la justicia.
Soldado aguerrido, el vindicador Maraad luchó en muchas guerras. Defendió a los draenei mientras escapaban del ejército demoníaco de la Legión Ardiente por innumerables mundos. Como paladín de la Luz Sagrada, Maraad personificaba el brazo fuerte de la rectitud. Su arma, el Martillo de los naaru, imponía castigo a cualquiera que amenazara a los suyos. Juró proteger al inocente. Pero cuando los draenei fueron atacados por los orcos en Draenor, Maraad no pudo mantener su promesa. La catástrofe cayó sobre su pueblo, lo que le ha perseguido desde entonces. Los draenei lograron sobrevivir al intento de los orcos por exterminarlos y llegaron a Azeroth. 
Tras albergar rencor durante muchos años, Maraad descubrió que el traidor orco Garrosh Grito Infernal se había abierto paso a una versión alternativa del pasado de Draenor. En ella, los orcos habían reunido a casi todos sus clanes en la Horda de Hierro, una confederación de destrucción que amenazaba los dos mundos: Draenor y Azeroth. Maraad aceptó ayudar a liderar a las fuerzas de la noble Alianza en su enfrentamiento con la inminente invasión. Ahora, Maraad tiene la oportunidad de reconciliarse con la tragedia de su pasado. Desea cumplir su juramento, no solo de salvar al inocente, sino de vengarse de todos aquellos que han provocado su sufrimiento y el de su pueblo. 


Entrada número cuatro: Kilrogg


Kilrogg Mortojo 

(enemigo)

Señor de la guerra del clan Foso Sangrante
«Nadie puede negar mi destino».


Kilrogg Mortojo se enfrenta a cada batalla con la confianza del que ha contemplado su propia muerte.
Kilrogg nació en el clan Foso Sangrante de Draenor. Después de que su pueblo fuera diezmado por los arakkoa, Kilrogg se negó a esperar a la derrota. Buscó la cámara escondida que dio nombre a su clan y llevó a cabo una siniestra ceremonia. Kilrogg obtuvo una visión: su propia muerte en un futuro lejano. Así, supo que sobreviviría a la batalla. Envalentonado, tomó el control del clan y llevó a los Foso Sangrante a aplastar a los arakkoa, y a muchas otras victorias después. En los años posteriores, silenció con brutalidad a sus rivales, incluso a aquellos dentro de su clan, y esperó expectante el destino que había visto con sus propios ojos. 
Miembro de la recién forjada Horda de Hierro, el clan Foso Sangrante está compuesto por algunos de los orcos más salvajes de Draenor. Kilrogg no alberga duda alguna acerca de su visión, y está convencido de que la Horda de Hierro lo guiará hasta su glorioso final. Su horda de rabiosos, igualmente ansiosa por luchar, se prepara para la guerra. Lleva a cabo crípticos rituales y se adentra en la jungla con letales intenciones. A aquellos desafortunados que pisan su territorio rara vez se les vuelve a ver.